El canto de un alma poética…

Tú, mi dulce pálpito


El nombre de una mujer me delata
me duele una mujer en todo el cuerpo
Jorge Luis Borges

todo lo que dejo escapar de mí

todo lo que dejo escapar de mí

En el curso de las cosas tanto pasa y vos, distraída como siempre. Ya sé que sospechás lo que me temo y todo aquello a lo que siempre tuve miedo, mas aunque sea víctima de todo, no me asusta ya serlo de tu amor; me arriesgo al desafío y que sea lo que Dios quiera.

Y yo estoy atento a que de tus labios caiga la clave íntima con la que te pueda ligar; el señuelo con el que yo quiero pescarte en este océano de fuego en el que navegás como si no supieras que existo. Casi todos los días me decís que sí. Y la fiebre que queda después de la hoguera, los vestigios de viejas ilusiones que podés percibir en mi fragilidad que se hacen añicos cada vez que me mirás directo a los ojos. ¿Y no te gusta que te diga lo que siento? Vos te das cuenta de lo oculto y te hacés la distraída, ya te lo dije.

Y dejo escapar esos secretos condenados a cadena perpetua que ahora te juran para siempre aquello que está demasiado lejos de tu comprensión. Las esposas que soltaron al cautivo corazón que en sus funciones, ahora, te acusa de sus pálpitos. Son dulces hasta cuando te extraño y ya habrás interpretado claramente que estas palabras no me pertenecen por mucho que pretenda pronunciarlas con mis labios. ¿Querés saber por qué?

Porque no puedo ya siquiera escuchar la mínima ráfaga de viento sin que piense en vos, sin que haya una réplica en mí que se parece más a un huracán, amén de que le llamen suspiros. Y si en lo rebuscado que soy para decirte lo que sos, encontrás mi debilidad, es todo mérito tuyo, porque hasta por descuido sos culpable de todo lo que me pasa. Yo te tenía marcada en mis manos y no fue ninguna gitana quien leyó las líneas, es lo que sangra, pero lo comprenderás cuando muerdas el anzuelo. Y los otros amores serán lo que la sombra es al peso de tu andar.

Y no te cuides mucho de aquello que yo pueda decir; sin advertencias, por favor, ni amenazas porque si algo hay que no te tengo, es miedo. Sos curiosidad, una invitación a la aventura más psicodélica que pudiéramos haber concebido. Ninguna gitana ni bruja podría haberte descifrado como esa premonición que yo esperaba. A mí me bastó con tus primeras palabras y de alguna forma ya supe, ahí mismo, que a las palabras ya no las podríamos contar ni juntar ni impedirles que caigan de nuestros labios. No digas nada ahora: shut up! Yo sé que escuchás la melodía y no te resulta difícil intuir que mi corazón te delata.

PD: Y por si acaso hiciera falta, te regalo una canción:

Comentarios en: "Tú, mi dulce pálpito" (2)

  1. Reblogueó esto en mambiverdady comentado:
    nada más y nada menos que del gran jorge luis borges…!!!???

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