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CARTA ABIERTA A LA HIPOCRESÍA GREMIAL


Hay ciertas actitudes macabras que pueden provocar un grave impacto gastrointestinal, cuando el cinismo y la hipocresía actúan con total desparpajo. No es la primera vez que me refiero a esa hipocresía por parte de un gremio al que estuve afiliado durante 7 años y que fue partícipe necesario en el mobbing laboral del que fui objeto en Aerolíneas Argentinas y que me robó mi fuente laboral de la forma más siniestra que pueda referir en esta misiva.

Estimados «compañeros» del Gremio APA:

Durante mi pertenencia como trabajador a la empresa que es de todos los argentinos y argentinas, pude interactuar con los colegas de Flybondi, los cuales tenían un claro sentido de pertenencia con la empresa que les brindó la posibilidad de acceder a ese maravilloso mundo aeronáutico que en nuestro país, de otra forma, está completamente limitado al parentesco y contactos directos de los aeronáuticos que se creen tan dueños de una empresa que mantenemos todos los restantes argentinos y argentinas (incluidos los trabajadores de Flybondi). Muchos de esos jóvenes de Flybondi, se sienten mucho más a gusto de lo que jamás me sentí yo trabajando en la cooptada Línea Aérea de Bandera, que se maneja al son de la violencia laboral, la obsecuencia y el acomodo de gente incompetente en lugares claves.

Quiero decirlo con toda propiedad, señores y señoras del Gremio APA: Ustedes están muy lejos de defender CADA PUESTO de TRABAJO, así como tampoco velan demasiado por los derechos de los trabajadores.

Y mi nombre —Marcelo Javier Paillalef— es la muestra más acabada como para demostrar fehacientemente lo que digo, porque ustedes fueron parte del complot en Aerolíneas Argentinas para dejarme en la calle, robarme mi fuente laboral como argentino decente y honrado, además de hacer la vista gorda a mis derechos sindicales cuando esperé el supuesto acompañamiento gremial que nunca llegó ante esa grosera canallada del «despido con causa» que me inventaron (con participación estelar del delegado gremial de la escala BRC), para dejarme, además de sin trabajo, sin ningún peso de mi correspondiente indemnización. ¡Fueron ustedes, señores y señoras de APA Aeronáuticos! No fue Flybondi la que me quitó mi trabajo. No fue Macri ni Bullrich, tampoco: fue la mafia rampera que opera con completa impunidad y con una violencia inusitada como la que jamás había tenido ocasión de conocer en mi larga trayectoria.

Pero quiero destacar, además, de esa grosera canallada, que, también en mi propia experiencia en el aeropuerto de mi ciudad, tuve ocasión de trabajar en las condiciones más precarias, al punto de considerarlas infrahumanas, junto a todos esos ex compañeros que también eran afiliados y abandonados completamente por el gremio que tanta alharaca hace, entrometiéndose en empresas ajenas, cuando tendría que ocuparse, en primer lugar, de cumplir con sus afiliados lo que de forma tan hipócrita predica.

Yo no fui el único trabajador aeronáutico que debió cumplir tareas que corresponderían a otras 3 o 4 personas, sin descansos ni para alimentarnos adecuadamente y bajo el estrés insoportable de trabajar desorganizados y con la improvisación de gente que no cumple con las condiciones para estar a cargo de personal. Usted mismo, señor Edgardo Llano (Secretario Gremial), junto a buena parte de su directiva gremial, estuvo sentado en el sector de rampa Aerolíneas Argentinas, del aeropuerto Teniente Luis Candelaria, aquel 9 de diciembre de 2021, cuando yo mismo les manifesté que había realizado un estudio sobre las condiciones de ergonomía en cuya nos desempeñábamos habitualmente, con cargas de trabajo que llegaban a las 15 toneladas per cápita en una sola jornada, y muchas veces, sin el tiempo siquiera para alimentarnos en esas 9 horas. Ustedes, señores y señoras APA, no podrán negar que aquella vez, hasta el delegado del sector interrumpió mi alocución, intentando banalizar mi reclamo, el cual, incluso, estuvo acompañado hasta por actores protagónicos que pergeniaron casi un año después mi «despido con causa» (¡patrañas!).

No he sabido hasta el presente de que en Flybondi hayan cometido un atropello contra la dignidad de un solo trabajador que pueda llegar a compararse a lo que se llevó a cabo —con participación vuestra, insisto— en contra de mi buen nombre y dignidad, y todo, en procura de apañar a seres inescrupulosos y psicópatas que ofician de supervisores o gerentes de rampa en esa empresa que nos cuesta tanta pérdida al conjunto de los argentinos y argentinas.

Ustedes no pueden estar hablando de «derechos fundamentales» de los trabajadores, luego de aquel atropello que se selló con un telegrama viciado de imprecisiones, que llegó a mi domicilio el pasado 17 de octubre 2022, ¡Día de la Lealtad de los Trabajadores!

Y aprovecho para contarles, más allá de que entiendo que no les interesará nunca mientras sostengan este tipo de conductas deplorables, que el MOBBING LABORAL es un crimen a la dignidad de los trabajadores, y que muchas veces lleva a su víctima hasta la muerte o el suicidio mismo, por lo despiadado que resultan los ataques y agravios del tipo que yo soporté en completo abandono, durante 7 años de trabajo en el aeropuerto de Bariloche. Valga aclarar también, que aquel telegrama de despido, ante el que ustedes no hicieron absolutamente nada para remediarlo, llegó a mi domicilio en el marco de una licencia médica por Estrés Agudo, una enfermedad profesional directamente derivada del insalubre ámbito de trabajo (rampa AR-BRC).

O sea que, en resumen:

  • Hubo un complot —claramente demostrable— para robarme mi fuente de trabajo, fabricando una causa inexistente de despido…
  • En ese complot tuvo clara participación —por acción y omisión— del Gremio APA, el cual debe velar por los derechos de sus afiliados…
  • El despido se concretó con antecedentes previos de sanciones completamente arbitrarias e ilegales (suspensión febrero 2019, APA no hizo nada tampoco)…
  • El despido se operó a pesar de contar con una certificación médica de perjuicios a mi salud derivados exclusivamente del insalubre ámbito laboral

¡No hace falta siquiera demostrar judicialmente que la alegada «causal» de despido es inexistente, porque no se puede desperdir a un trabajador en el curso de una enfermedad!

¿Y APA sale a cuestionar la dinámica que tiene Flybondi con sus trabajadores/trabajadoras?

El legajo N° 34.689 de ARSA debiera llamarlos a la reflexión, salvo que el cinismo sea la norma.

Finalizo, «compañeros y compañeras» de APA Aeronáuticos, contándoles que el cuadro de Estrés Agudo con tratamiento farmacológico, todavía hoy afecta a ese trabajador argentino que soy, el cual, cuando ingresó en Aerolíneas Argentinas en agosto de 2015, jamás imaginó que un ámbito de trabajo pudiera convertirse en un campo de concentración criminal. El tratamiento médico debo costeármelo de mi propio bolsillo, el cual ha sufrido el implacable impacto de aquella maquinación perversa del telegrama, porque ya no recibo mi sueldo todos los meses como ustedes, sindicalistas, y he atravesado los momentos más tétricos de mi vida, gracias a estar afiliado a un gremio aeronáutico que traiciona y abandona por completo su deber de garantizar el cumplimiento de los derechos laborales de cada uno de sus afiliados. Por lo tanto, es una flagrante mentira que APA AERONÁUTICOS «siempre en defensa de cada puesto de trabajo aeronáutico».

Marcelo Javier Paillalef