El canto de un alma poética…

Bialet Massé


El argentino tipo, el ciudadano promedio, es un profundo ignorante de la historia de su país. Pero ese ciudadano promedio, completamente ignorante de la historia de su propio país, opina respecto a la realidad política, repitiendo las muletillas que forjan su sentido común y que se originan en los medios masivos, los cuales son empresas privadas al servicio de la información. Es demasiado obvio que detrás de una empresa con fines de lucro, habrá intereses que defender; intereses económicos, pero el argentino promedio parece no darse cuenta que le lavan la cabeza para que asuma su propia ruina y le eche la culpa al Peronismo. Están de moda esas consignas peronchófobas —este término es de mi inventiva— que se repiten sin ningún rigor, estilo: «gobiernan el país hace 70 años».

Otra de las consignas que me ha hecho mucho ruido a lo largo de mis años fue esa idea de que «fuimos el Granero del Mundo». Entonces, llegó el Peronismo y arruinó toda posibilidad de progreso en un país que estaba destinado a ser potencia. Le preguntás a cualquier argento ignorante, y te va a dar esta explicación de por qué estamos como estamos hoy, en pleno Siglo XXI, endeudados hasta la escarapela y, como dice el Cambalache, inmersos en el mismo lodo de siempre.

Joan Bialet Massé te mira con esa fotografía que tiene un siglo ya, y pareciera uno de esos memes actuales en los que te increpa diciéndote con su pucho en la mano: «¿Así que vos repetís consignas sin sustento?»

Vos preguntaste, seguramente: «¿Quién es o quién fue Bialet Massé?

Nunca te enseñaron en la escuela nada sobre su multifacetismo. Su nombre se perdió en los archivos de la historia. Ni siquiera era argentino, pero el segundo gobierno del nefasto Julio Argentino Roca (el mismo que arrasó con tierras habitadas asesinando a los pueblos originarios para regalar grandes cantidades de hectáreas a los que se apropiaron del país), el Genocida que tiene demasiada buena prensa en la historia argentina, comisionó a este catalán que era abogado, médico, docente, empresario y constructor, para que elaborara un estudio sobre la condición de vida de los obreros argentinos.

Joan Bialet Massé parece haberse tomado demasiado en serio la comisión allá por 1904, entonces, recorre el país y hace un minucioso informe sobre la calidad de vida de los obreros del fastuoso «granero del mundo». El informe resulta catastrófico, porque las condiciones de vida de los ciudadanos argentinos es extremadamente miserable. En 1901 se había instituido por ley el Servicio Militar Obligatorio, pero resulta que en los exámenes de la primera conscripción, el 46% de los examinados presentaban condiciones de salud deplorables que les impedía pasar el exámen. El Granero del Mundo era una pantomima que llevaba como estandarte la minúscula clase acomodada que usufructuaba las riquezas del país, a costa de una miseria obscena de las grandes mayorías de argentinos los cuales padecían una forma de vida marginal en extremo, trabajando por migajas para hacer ese país tan exageradamente publicitado.

Claro que, la pequeña clase alta que acaparaba las enormes riquezas del país, vivían un idilio próspero y de grandes dividendos. Pero los desafortunados obreros que hacían esa riqueza, trabajaban un promedio de 14 a 17 horas diarias, por un sueldo de miseria que no alcanzaba para cubrir las necesidades básicas de una familia. Entonces, hasta los niños tenían que salir a trabajar para construir ese «Granero del Mundo» para unos pocos privilegiados (que ni siquiera necesitaban trabajar), porque era el único mecanismo de subsistencia.

Esa idea del «Granero del Mundo» es una de las más grandes falacias de nuestra historia argentina. Cualquier oligarca que formaba parte de esa clase acomodada que vacacionaba largas temporadas en París o Londres, despilfarrando las riquezas por las que no había movido un pelo, necesitaba mantener intacto ese estado de las cosas. Bialet Massé fue el que desnudó el flagrante engaño de esa supuesta prosperidad: los trabajadores argentinos estaban al límite de sus posibilidades en todos los aspectos. Malnutridos, sobre explotados, vejados en su condición humana…

Señala Marcelo Rodriguez en su nota sobre «Hambre en el Granero», publicada en la edición «Hambre: Del Granero del Mundo a la Argentina de Macri», que la tesis central del informe sobre el estado de las clases obreras argentinas, que «a esta tierra de promisión le sobraban recursos como para que todos sus trabajadores recibieran un salario que posibilitara una vida digna para ellos y sus familias, y así evitar que se propagaran las peligrosas ideas del socialismo y el anarquismo, que sólo encontraban terreno fértil en la miseria».

El gobierno del infame Julio Argentino Roca no buscaba en lo absoluto mejor la calidad de vida de los obreros argentinos al solicitar este informe. Su plan detrás de la comisión respondía a la presión que hacían esas clases oprimidas que no llegaban a soportar tanta vejación. A partir de 1916, Argentina comenzó a virar en su derrotero hacia gobiernos que pensaban, al menos, un poco más en esas clases marginadas de todo derecho. Los gobiernos radicales fueron igual de estigmatizados que cuanto sucede hoy con los gobiernos progresistas. Bialet Massé desnudó la mentira de esa tierra de abundancia que se publicitaba allá por 1910, en ocasión del Centenario de la Revolución de Mayo.

Incluso el escritor peronchófobo Jorge Luis Borges, ya avanzado el Siglo XX, escribía en sus ensayos cómo el «Gobierno de Reorganización Nacional» (Dictadura 1976-1983) escondía la miseria del país ante un evento de fama global como era el Campeonato Mundial de Fútbol en 1978. A los pobres se les regalaba ropa y zapatillas, escribió el célebre autor, y se los escondía para que no se notara tanta miseria en vistas de ese gran evento mundial.

Juan Domingo Perón no fue el primero en beneficiar a las clases populares en el país, pero sí fue el más enfático en otorgar todos esos derechos de que los obreros estaban privados antes: el aguinaldo, las vacaciones pagas, los francos y otros derechos esenciales como la vivienda digna y la participación en el PBI, hicieron que la oligarquía rancia odie con todas sus fuerzas al Movimiento de los Trabajadores.

Bialet Massé, en 1904, parecía un peronista adelantado a los tiempos con su informe sobre la condición de los obreros argentinos en esa tierra que publicitaban como «granero del mundo».

Y lo cierto es que no; no estábamos destinados a ser potencia mundial en esas condiciones de vida. La Argentina de matriz agroexportadora estaba condenada a fastuosas y obscenas riquezas concentradas en poquísimas manos (oligarquía) a merced del hambre y la miseria de casi toda la población del país. Si vos todavía hoy sos trabajador, no estabas incluido en los beneficios de esa supuesta «potencia mundial».

Hay obreros de aquel inicio de siglo que perdieron la vida luchando por un bienestar mínimo en esa Argentina marginal. Bialet Massé y su informe quedó encajonado en la historia no conveniente a ese discurso exitista que se daba sobre un país tan hundido en la miseria. Joan Bialet Massé denunciaba en 1904 algo que sigue ocurriendo hoy: «se venden (los granos y carnes) en Europa a más bajo precio que la inferior que se deja para el propio mercado».

Bialet Massé —si tuviera ocasión de vivir en la Argentina del Siglo XXI— se preguntaría que hubiera sido de este paupérrimo país de no haber existido el Peronismo con su Justicia Social, con su Estado de Bienestar, con sus trabajadores disfrutando por primera vez de vacaciones en las costas de su propio país.

Joan Bialet Massé corrió mejor suerte con su informe que Juan Domingo Perón con su revolucionario Movimiento de los Trabajadores y su modelo de país industrializado. A Bialet Massé lo ignoraron; lo archivaron con su informe y lo olvidaron. A Perón y a su Movimiento lo bombardearon desde el aire. Lo odiaron tanto que prohibieron la sola mención de su nombre o sus consignas. Ultrajaron el cadáver de su esposa…

Da mucha lástima hoy escuchar a tantos argentinos hablando desde la más grosera ignorancia, repitiendo consignas idiotas que difunden los medios masivos.

La imagen de Joan Bialet Massé tendría que ser un meme para nuestra época:

Contame cómo es eso de que el Peronismo arruinó la cultura del trabajo

Te animo a que busques referencias del «Informe Sobre el Estado de las Clases Obreras Argentinas».

Deja un comentario